domingo, 12 de agosto de 2007

Pérdida temporal

El miércoles viajé en avión e hice escala en Barcelona. Al llegar a mi destino una azafata nos dijo que algunas de las maletas no habían sido cambiadas de avión por problemas en el aeropuerto, asique hasta por la tarde, con suerte, no íbamos a poder tenerlas. Al final, me la devolvieron 36 horas después.

Después de poner la reclamación de equipaje perdido y mientras caminaba hacia la salida, me sentí como Edward Norton en "El club de la lucha". La cámara de fotos viaja siempre conmigo, pero todo lo demás, lo necesario para un viaje largo y lo que no lo es tanto, iba en la maleta. No me tengo por una persona especialmente materialista, pero estoy muy apegada a todo lo que tengo, por estúpido que sea. La sola idea de perder todo lo que iba en la dentro me dejó bloqueada.

No pude evitar pensar en la importancia que doy, y que damos, a cosas que no lo son tanto. En una sociedad como la nuestra las cosas materiales, especialmente las pertenencias propias, adquieren una importancia casi vital. Muchas otras cosas quedan relegadas a un segundo plano, aunque sean mucho más importantes.

Pensé en el Budismo, en lo dificil que es desprenderse de las cosas, lo terrible que es experimentar una pérdida y en cómo sería no recuperar nunca mi maleta.

Quizá me hubiese ayudado. Quizá me hubiese servido como aprendizaje personal.

Quizá, en parte, haya servido de algo, aunque al final la recuperase.

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