jueves, 20 de diciembre de 2007

Convenciones

Cuando nacemos solemos ser espontáneos, inocentes y de comportamientos pueriles. Miramos al mundo de una forma que al crecer ya no recordamos. Esto es porque mientras crecemos somos educados en el lenguaje y en las costumbres de la sociedad en la que hemos nacido, es decir, aprendemos la convención social.

Generalmente esto funciona bien. Con el paso del tiempo hemos establecido un cierto orden social con unas bases establecidas para la educación, la justicia y la moral. Aprendemos, con más o menos éxito, la diferencia entre el bien y el mal, lo que se debe hacer y lo que no, y lo que es bonito y lo que es feo. Estos aspectos cambian de unas sociedades a otras y tenemos pues las diferencias culturales. Lo que esto siempre conlleva, casi inevitablemente, es la pérdida de la espontaneidad y de la inocencia.

Esa pérdida, sin embargo, depende de la persona. I. nació como una niña muy revoltosa, todo un torbellino. Creció como un claro ejemplo de rebeldía y personalidad, siempre poniendo de manifiesto su inconformismo. Ha sido una luchadora toda su vida y pretendía cambiar el mundo. Ahora, pasado cierto tiempo, se encuentra cada vez más censurada por la sociedad y las personas que la rodean, hasta tal punto que todo a su alrededor la disgusta. Todo parece ir en contra de sus pensamientos y sus sentimientos. Se encuentra perdida y cansada, sin saber qué hacer.

Esas convenciones sociales nos ayudan a corregir la entropía propia del universo y a llevar una vida más ordenada, pero, ¿qué pasa con las personas que son como I.? ¿Y si una persona quiere llevar una vida más libre o sencillamente diferente, lo cual es totalmente lícito? Se encuentra con que se siente atada y frenada por todo aquello que le han inculcado en su educación y dar el paso parece una tarea imposible. ¿Qué hacer si todo el mundo te dice que hagas lo contrario de lo que quieres, si no ves esa diferencia entre el bien o el mal del que todo el mundo habla y si quieres ir hacia arriba cuando todo el mundo va hacia abajo? Porque, tampoco podemos romper con esas normas que vemos que no funcionan del todo bien pero que nos son tan necesarias, ¿no?

El orden social funciona, pero no para todo el mundo. Supongo que la ansiedad, el estrés, las depresiones o las neurosis vienen muchas veces provocadas por estas cosas. ¿Y qué hacer entonces?

Son preguntas que o bien no tienen respuesta válida o bien tienen todas las respuestas válidas posibles.

2 comentarios:

Krahm dijo...

Aquest post fa olor de Zen. :)

Hematie dijo...

¿Verdad? Qué puedo decir... estoy leyendo "El camino del Zen". Por fin me sumerjo de lleno en el tema :)