sábado, 26 de enero de 2008

Sorpresas

Cuando nos levantamos de la cama cada día no tenemos ni idea de qué es lo que va a pasar. Hay días en los que todo es rutina y no hay nada que pudíesemos remarcar. Pero otras veces el día nos depara sorpresas. Llegan en forma de cambios, buenos o malos, de mayor o menor repercusión, dependiendo del punto de vista de cada uno. Puede que conozcas a alguien, puede que te propogan algo nuevo, puede que te despidan o que te toque la lotería. Puede que sea el último día de tu vida o el primero del resto de ella.

Definitivamente hay cosas que nunca se esperan cuando uno se despierta. Yo no esperaba que el domingo pasado un energúmeno me diese un golpe accidental más que interesante con la cuchilla de su patín en la pista de hielo, en lo que iba a ser una tarde de diversión. Cuando me desperté el lunes por la mañana no esperaba no poder apoyar el pie en el suelo por el dolor del golpe, ni que iba a tener que pasar más de cinco horas en urgencias, ni que me iban a decir que tenía microrroturas fibrilares y que iba a tener que pasar unos cuantos días de reposo.

No esperaba recibir cierto e-mail el martes que haría que el miércoles resolviese un sueño indescifrable para mí que llevaba más de dos meses dando vueltas en mi cabeza.

O tampoco esperaba que el día que me levanté para empezar una carrera que nunca terminé iba a ser el principio de muchos cambios, siempre buenos.

No esperas esas llamadas que te dirán que no volverás a ver a alguien, ni los problemas que aun no lo son, ni que se te rompa el coche.

Pero tampoco esperas las buenas noticias, ni las llamadas a destiempo, ni los detalles. Esas cosas que alegran la vida.

Me gusta pensar en ello. Los cambios nos son extraños y vemos la vida como un camino misterioso. Fluye, crece, cambia y avanza sin que nosotros nos demos cuenta. Nunca sabes dónde va a parar. Últimamente, al abrir los ojos por la mañana siento curiosidad por saber qué pasará.

A veces queda la sensación de que ese día hubiese sido mejor no levantarse de la cama, pero siempre pienso en que aun así hay muchos otros que merecen la pena.

Y es que nunca se sabe.

5 comentarios:

ayco dijo...

Está claro que, eso que cuentas, es la salsa de la vida.

Saludos.

Buk dijo...

M'agrada, aquesta incertesa. Aquest no saber mai que passarà. Segons com, pot semblar angoixant, però si ho saps enfocar, pot arribar a ser alliberador.
L'altra opció, clar, és la rutina. I tots sabem que la rutina mata. Primer l'ànima, i després qui sap...

Petons!

Hematie dijo...

Pues sí Rayco, si no la salsa es algo que al menos "ensalsa" la vida. !Muchas gracias por comentar y bienvenido! :)

A mí antes este tipo de incertidumbres me agobiaban, pero con el tiempo es eso, que las he enfocado de otra manera. Es liberador porque pienso que alguna cosa buena siempre viene, y si es mala, pues habrá que afrontarla con humor. Petons!

JT dijo...

la incertidumbre en el fondo nos mantiene vivos.

aun asi, siempre me horroriza pensar en ese minuto antes de la tragedia, ese minuto en el que todo es como uno lo espera... hasta que unos segundos despues el mundo cambia sin poder hacer nada para evitarlo.

no quiere ser tragico... pero siempre hay un minuto antes... no podemos pensar en ello... pero esta ahi.. el no saber cuando sucedera nos puede agobiar... pero si nos agobia dejamos de vivir... es un lujo que no podemos permitirnos.

Hematie dijo...

Cuando ha pasado algo malo, y miro hacia atrás. siempre pienso en eso, en el momento justo antes de que pasase. Crees que todo va bien y un momento después ya no. Pero como bien dices, Silencio, mejor no pensar en ello. Yo al menos lo intento.